Edificios preindustriales en Ademuz/Sesga

Sesga (Ademuz), Valencia, Comunidad Valenciana.

Datación de la obra: Siglos XVIII – XX.

Solicitante: Fernando Vegas López-Manzanares y Camilla Mileto.

Motivo del galardón:

Por el esfuerzo realizado para valorizar, restaurar y mantener este conjunto de edificios preindustriales, abandonados hasta ahora, en el pueblo de Ademuz y en la aledaña aldea de Sesga, así como por su integración en el paisaje.

El proceso de restauración ha sido objeto de un estudio riguroso y de una minuciosa metodología para recuperar tanto los edificios en sí mismos, como su interior, evocando la memoria de los viejos oficios y talleres que albergaron.

Las actividades tradicionales en las áreas rurales han generado a menudo una arquitectura, que en el caso de esta zona de la Comunidad Valenciana, se conoce como arquitectura preindustrial del Rincón de Ademuz. La escuela-horno-barbería de la aldea de Sesga constituye un edificio excepcional no sólo por su carácter multifuncional, sino también por su eficiente uso social e inteligente aprovechamiento del fuego. La infraestructura hidráulica formada por la fuente, abrevadero, lavadero y rebosadero refleja la sabiduría y el uso del agua en el pasado. El lagar de vino de José el Maroto es un edificio de tres plantas con acceso desde dos niveles que contiene todos los elementos necesarios para la elaboración y almacenamiento del vino. La tejería de Sesga, con su cisterna de amasado y su almacén, es uno de los edificios relacionados con la producción vernácula de cerámica mejor conservados que se conocen. Como en el caso del lagar, no sólo se conserva el edificio, sino también las herramientas empleadas en este oficio. La tejería de Ademuz, originalmente debía ser muy similar, pero ha llegado en peor estado hasta nuestros días. Los hornos de yeso de Sesga son cilindros de piedra que se rellenaban con aljez para la producción del yeso. El yeso, junto con el barro, es el único mortero que se empleaba en la zona; de ahí la importancia de estos hornos.

El objetivo del proyecto era restaurar, poner en valor y divulgar la existencia de esta arquitectura vernácula preindustrial como seña de identidad de estas localidades. Al mismo tiempo, estas restauraciones han tratado de mostrar cómo era la vida entonces y cuánto conocimiento se esconde tras el carácter manual y artesano de estos edificios. Se ha tratado, en otras palabras, de redescubrir la tecnología vernácula como base de la civilización moderna. Cada año se visitaba la zona para seleccionar edificios preindustriales necesitados de restauración. Tras la aceptación de la propuesta por parte del Plan de Dinamización se realizaba un levantamiento y exhaustivo estudio previo del edificio, que incluía el registro de los conocimientos de los habitantes del lugar sobre la construcción y uso de los mismos. El proceso era similar en todos los casos: se catalogaban e inventariaban los muebles y objetos, se almacenaban en lugar seguro, se ejecutaban los trabajos de restauración respetando la historia, materialidad, carácter y pátina del edificio, y se devolvían los muebles y objetos a su lugar original.

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