Espacio Arqueológico Daroca

Daroca, Zaragoza, Aragón.

Datación de la obra: Siglo I – Siglo XXI.

Solicitante: Sergio Sebastián Franco.

Motivo del galardón:

Por la integración del hallazgo arqueológico, donde hay restos de datados desde el siglo I de nuestra Era, con los nuevos usos institucionales, adoptando para ello una actitud ejemplar y de absoluto respeto histórico.

El descubrimiento de unos restos arqueológicos durante la construcción de la sede del Consejo Comarcal permitió adelantar la datación de la fundación de Daroca hasta época celtibérica, e impulsó la realización de un proyecto que integra el hallazgo arqueológico con el nuevo edificio institucional y el espacio urbano circundante.

Los restos hallados en el casco urbano de Daroca en 2002 fueron de tal importancia que permitieron datar la fundación de la ciudad nueve siglos antes de su origen islámico y situarla en el periodo celtíbero, hacia el siglo I de nuestra Era. Se trataba, por consiguiente, de la secuencia estratigráfica más completa del municipio, compuesta por dos silos celtíberos del siglo I, un tramo importante de calzada romana de época Flavia, tres viviendas islámicas del siglo X, y cinco arcos que posiblemente pertenecieron al Palacio del Almudí, una construcción bajomedieval.

Ante la relevancia del hallazgo, se promovió un concurso de ideas con el objetivo de armonizar la relación entre la necesidad inicial de un área de aparcamiento y la presencia del hallazgo arqueológico, de manera que se pudiese convertir en un ejemplo para los promotores locales privados. El proyecto ganador habría de crear un nuevo espacio urbano, entendido como una superposición de capas pertenecientes a diferentes etapas a lo largo de 2.000 años de historia, donde prevalecería el equilibrio entre la importancia de cada una de ellas.

Los trabajos realizados se preocuparon de establecer un diálogo fluido entre los nuevos usos institucionales del lugar y las estructuras históricas, para lo que se generó un espacio de múltiples niveles. Así, en el espacio entre arcos hay una sala de reuniones, mientras que el primer nivel y el nivel bajo, albergan respectivamente una sala de conferencias, y un pequeño museo con los valiosos restos arqueológicos encontrados durante la excavación. Estos se muestran a los viandantes, a través del vidrio, como en una suerte de museo abierto a la calle, en el que la cubierta se concibe como la principal fachada del edificio, en continuidad con las calles cercanas. La intervención se completa con el diseño de un mobiliario urbano creado expresamente para el lugar y un conjunto de luces de acento que reproducen formalmente los restos arqueológicos encontrados en el sótano y que, mediante diferentes colores, expresan los cuatro estratos arqueológicos: celtibero, romano, medieval e islámico.

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